No todos los días cobran vida unas criaturas nacidas en la mitología
griega. Convengamos que los avistamientos de sirenas, como se le llama a
este bellísimo críptido capaz de hechizar de muerte a sus testigos, no
abundan en la crónica periodística. Por eso es llamativo que un equipo
de estudiantes y docentes de la Universidad de Lincoln, Gran Bretaña,
esté ahora mismo trabajando afanosamente en la identificación de una
pieza que parece ser una sirena momificada hallada en el Museo de Arte
Buxton en Derbyshire.
Se cree que la sirena en cuestión llegó al museo desde el Lejano Oriente
a mediados del siglo XIX. Anita Hollinshead, estudiante de conservación
y restauración, responsable del casual hallazgo, precisó que su cabello
es humano. "Gran cantidad de este tipo de sirenas procedía de Japón y
fueron elaboradas por pescadores, quienes complementaban sus ingresos
con la venta de sirenas falsas", señaló la redescubridora de la insólita
reliquia.
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Los partidarios de la existencia de estas muchachas de mala fama a
quienes un fantástico desvío de la teoría de la evolución reemplazó sus
piernas de piel y hueso por una cola de pescado y sus pulmones por
branquias, han tenido problemas para sostener su creencia.
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